lunes, 1 de septiembre de 2014

Día 18 Xunqueira de Ambía - Orense

Existe una regla de oro que pocas veces falla: La llegada a una ciudad significa que el recorrido atravesará un polígono industrial. Orense no faltó a su cita y el trayecto de hoy discurre por el polígono San Cibrao antes de Reboredo. 

Los núcleos urbanos con catedrales soportaron y promovieron durante muchos años la peregrinación, y no me cuesta imaginar que el shock del peregrino medieval tras semanas de sendas y caminos fuera muy diferente del actual ante el bullicio de vehículos y gente.


Todavía recuerdo la agobiante sensación de Segovia en pleno sábado subiendo desde el acueducto hasta la catedral. Hoy no ha sido para tanto, había menos gente, más coches y el aburrimiento de tener que parar y esperar en los semáforos. 


Pero antes de todo eso tuve el gusto de andar por el arcén de una carretera secundaria mientras era testigo de que en esta zona, más que en cualquier otra de España, los intermitentes son un extra en los coches que nadie adquiere y que una señal con un número sobre fondo blanco rodeado de un círculo rojo significa velocidad mínima obligatoria.

Circular por el arcén en algunos tramos exige el dominio de una cuarta dimensión desconocida para el común de los peregrinos. 


Hoy tomé el mejor desayuno de toda la peregrinación justo a la salida de Xunqueira y la mejor comida a cincuenta metros del albergue de Orense. Menos mal que el consumo de calorías es alto, si llegaría a Santiago como un botijo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario