viernes, 30 de agosto de 2013

Jornada 12. Santo Domingo de la Calzada - Belorado

Un día en la vida de cualquier peregrino es bastante sencillo, suele empezar a las cinco de la mañana, cuando otros peregrinos deciden que es hora de despertarse. Este pequeño movimiento de uno o dos peregrinos suele provocar un despertar en cascada del resto de peregrinos en todo el albergue. 

A partir de ahí, un pequeño desayuno, que puede variar de unas piezas de fruta hasta los que aprovechan la cocina del albergue para prepararse un desayuno continental completo. Tras el desayuno, recoger la mochila, intentar meter el saco en su pequeña bolsa, lavarse los dientes, ponerse los calcetines revisando que no queden arrugas y calzarse. 


Unos breves estiramientos, y andar, andar, andar. Un café a mitad de etapa y vuelta a andar, andar, andar y un poco más de andar. En el tiempo que el peregrino está andando puede aprovechar para hablar con otros peregrinos, pensar en por qué está caminando, rezar, dolerse, saludar a la gente de los pueblos...

Al llegar al pueblo en el que quiere quedarse, puede encontrarse con albergue todavía cerrado y le toca esperar o que el albergue esté completo y tenga que volver a andar. Las tardes del peregrino están igualmente cargadas de actividades, pero las revisaremos más adelante. 

Hoy hemos recibido la introducción a lo que nos espera los próximos días, la carretera N-120 a un lado y campos de trigo segados al otro, largas rectas y pueblos medio escondidos tras pequeñas lomas, un paisaje que invita a la reflexión y a los fuertes de mente y espíritu. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario