¿Otra vez al Camino?

Al llegar el año pasado a Muxía, podía contar en mi mochila mil kilómetros, un montón de amigos de todo el mundo, centenares de anécdotas, un blog con la hoja de ruta seguida, unas zapatillas llenas de agujeros, la euforia de llegar, la tristeza de terminar y la sensación de que me tomaría un tiempo sabático antes de volver al Camino.

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Diez meses y medio después ya estoy repasando todo el equipo, domando el calzado, cambiando las pilas al frontal, viendo de dónde recortar peso en la mochila, llevando a limpiar el saco de dormir y planificando los primeros días caminando.

Desde 2004, si me hubieran dado un euro cada vez que me han hecho la pregunta "¿Otra vez al Camino?" (formulada en con cara de incredulidad) y seguida siempre de "¿Pero no te cansas de hacerlo?", no sería rico, pero me daría para invitar a comer en Casa Manolo a unos cuantos peregrinos. Las respuestas nuevamente son "Sí, otra vez al Camino" y "No, es imposible cansarse".

Si no lo has hecho no puedes comprenderlo, los que han estado saben de qué les hablo, y los que están leyendo esto porque van a ir pronto lo descubrirán en seguida.

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Pero este año haré algo diferente, este año saldré de casa con la mochila y, tal cual, empezaré a andar rumbo a Santiago, sin coches, autobuses, trenes o aviones previos... Mi intención es seguir el Camino de Madrid, con una primera jornada a ciegas sin señales que me lleve hasta Cercedilla y luego enlazar con el Sanabrés, de nuevo saliéndome de la ruta marcada.

Empiezo el próximo día 15 de agosto. Nos vemos en el Camino.