jueves, 19 de septiembre de 2013

Jornada 32 Palas de Rei - Ribadiso

El albergue que la Xunta habilitó en Ribadiso es, para mi gusto, de los más agradables de todos en los que he estado en Galicia (quizás compita con el de As Seixas por los grandes recuerdos que tengo de aquel albergue y su hospitalera). Recomiendo a todos, aunque tengáis intención de seguir hasta Arzúa o más, que paréis a verlo. Algunos hasta cambian de parecer y hacen noche aquí. 

Y si estamos en Ribadiso es que hemos cumplido con el ritual del pulpo en Casa Ezequiel en Melide. Seguro que hay desayunos infinitamente más nutritivos, pero qué bien sienta un pulpo con Ribeiro a las diez de la mañana. 


Anoche una peregrina sueca me decía que esto ya no le gustaba porque era demasiado comercial. Es lo que tiene una ruta que atraviesa tantos núcleos urbanos a lo largo de tantos kilómetros y con tanta gente en ella, atrae a los emprendedores de buena y mala fe. 

Y en ese punto es dónde el peregrino actual tiene que marcar la diferencia. Mi Camino físico se beneficia de la oferta de negocios y alojamientos que van apareciendo en torno al Camino, y el no estar preocupado de dónde dormir o comer, me permite dedicar más tiempo a mi Camino interior. Si dejo que el ruido exterior me afecte completamente, y a veces lo hace con tanto taxi, turista y rumanas pidiéndote la firma para una asociación, entonces el Camino será un fracaso. 


Resulta curioso las cosas que adoptamos de las películas. Cada vez que camino junto a hierbas altas, me gusta pasar la mano por encima como a Máximo Décimo Meridio: http://youtu.be/t7NdBIA4zJg

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