miércoles, 25 de septiembre de 2013

Jornada 38. Finisterre - Muxía

Tras una noche de aguacero torrencial sobre Finisterre, a las siete parecía que lo peor de la lluvia había pasado, así que apresuradamente recogí mis cosas, me puse la mochila a cuestas y echando una mirada atrás a mis amigos, inicié la última jornada de este gran viaje. 


Por supuesto que el día me iba a deparar otra cosa, y no había salido del pueblo cuando empezó esa lluvia fina que en Madrid llamamos calabobos. El calabobos no tardó en ni cinco minutos en convertirse en lluvia de ley. Así qué había que ponerse rápidamente el chubasquero, quitándome antes el cortavientos para no morir de calor bajo el plástico. 


Intermitentemente la lluvia ha variado de intensidad a lo largo de toda la jornada. Un paisaje impresionante junto a la costa y entre grandes arboledas en el que hay que andar con mil ojos con las señales, puesto que cumplen doble función para los que van a Muxía o a Finisterre. 

Para rematar, he tenido que vadear varios charcos con el agua por encima de los tobillos. Tras pasar el primero mi preocupación por las zapatillas y el agua desapareció. Se llenaron de agua y gracias a los agujeros se vaciaban. Tocaba hacer veinte kilómetros haciendo chof-chof al andar por la Costa da Morte. 


Ha sido un día de reflexión, de lo bueno, lo malo, lo pasado y lo que estar por venir. Decía ayer durante la cena que este Camino no ha terminado aún, quedan muchas cosas por dilucidar, pero lo haré tranquilamente releyendo mi diario. 

Me despido de Muxía a gran velocidad, llevaba siglos sin montar en coche, y en la radio suena oportunamente esta canción: http://youtu.be/xGytDsqkQY8

1 comentario:

  1. ENHORABUENA CAMPEON... Y TAMBIEN A TUS ZAPAS... (NO SÉ, CASI QUE LAS GUARDARIA DE RECUERDO JUNTO A LA CREDENCIAL.. JAJAJA)... QUE VALIENTE!!!
    y como bien dices.. ahora es tiempo de reflexionar y recordar todo lo vivido.. y comenzar de nuevo!!!
    Un abrazo!!

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